Mitla ha sido desde su origen, un símbolo en sí mismo, no un lugar, más bien una entrada, un pasadizo que tiene vida propia, que envuelve con su encanto a cualquiera que cierra sus ojos mortales y abre su corazón para comenzar a ver desde el alma, dejándose llevar a aquel mágico lugar que cohabita en el mismo espacio de todo lo perceptible que muchos aprecian pero que pocos viven. La riqueza de Mitla se encuentra en el ambiente, en el entorno, en el respirar del aire legendario que corre desde tiempos ancestrales por este lugar, siendo testigo de los misterios que se esconden en el pasado de los viejos zapotecas que son actualmente los últimos guardianes de esta sabiduría tan singular y que abren esa puerta a todo el mundo, permitiendo así cruzar el límite entre el pasado y el presente, entre lo antiguo y lo moderno, entre la magia y realidad, entre esta vida y la otra; y es que Mitla es rico de día y de noche, por cualquier punto que se admire, por cualquier perspectiva tomada en una foto, porque cada vista, rito, acto y producto tiene un porque ser, una razón de existir y de mostrarse así.
Xibalba (quiché), Lyobaá (zapoteca), Mictlán (náhuatl) o Mitla (castellano), son algunos de los nombres dados al “lugar de descanso”, fue una Gran Ciudad-santuario, un centro religioso y civil de gran preponderancia y a la vez santuario nacional. La historia de Mitla, hace remontarnos a la historia de una cultura antiquísima, aún más de lo que podría llegar a ser la cultura zapoteca, linaje que habita actualmente este importante centro, ya que mucho antes que esta gran ciudad pasara a ser parte fundamental de tal cultura, Mitla ya era un imponente asentamiento en el que residía el poder, no sólo el material, como el que poseían reyes y gobernantes, sino uno que se extendía más allá de los límites de la vida, un poder sobre la vida y la muerte, siendo la residencia oficial del sumo pontífice, el vicario de la divinidad, el oráculo de la fe y el canal por donde se comunicaba del cielo a la tierra toda gracia, también execraba, infamándolos perpetuamente con sus maldiciones, o les concedía perdones y remisiones; por ello es que entre los habitantes fue llamado Mitla "El palacio de los vivos y los muertos", el lugar destinado para el entierro de los pontífices y monarcas zapotecas, el paso a la siguiente vida, “La Gran puerta a la Eternidad”.
Mitla ofrece escenarios irrepetibles, entre ellos se encuentra su conjunto de zonas arqueológicas que ofrecen un estilo diferente al característico de otras culturas, sobrecargado de elementos ornamentales, volutas y relieves; se aprecia el estilo de las construcciones, en donde la greca es el elemento predominante y el exclusivo motivo ornamental, es bastante sobrio, un estilo universalmente único. Ejemplo de ello es la construcción del palacio principal, el cual comienza muy ceñido en la base y se va ensanchando a medida que alcanza altura, apartándose completamente de los cánones establecidos para el levantamiento de toda construcción, constituye un desafío a las leyes de la gravedad. Es bastante notable también, en las edificaciones de Mitla, la existencia de los subterráneos cruciformes que sirvieron a un tiempo de sepulcros y recintos para el ejercicio de ritos y prácticas ocultas, que en su mayoría se desconocen y algunas que aún se conservan.
Tal es el caso de la columna de la vida, en la que las personas pueden saber los años restantes de vida; y la piedra de los sentones en la que parejas de novios se sientan determinadas veces para asegurar su enlace matrimonial. Otro detalle relativo a las edificaciones y función religiosa – social que tuvo Mitla en la antigüedad es el de la magna, colosal, portentosa obra de ingeniería implícita en la construcción del extenso túnel de comunicación entre esta población y Monte Albán, esta obra con una extensión de más de cuarenta kilómetros, evidenciando la extraordinaria capacidad de los ingenieros quiché. Desde luego la existencia de tal conducto subterráneo no es una leyenda ya que existen escritos en donde se narra una exploración realizada por un grupo de padres dominicos en la que no queriendo aventurarse más en aquella prolongada cavidad apuntalada por robustos pilares los religiosos ordenaron que fuese tapiada la entrada, a cal y canto, ignorándose desde entonces la ubicación de esta. Actualmente el conjunto de zonas arqueológicas que comprende Mitla está dividido en:
- Grupo de las columnas o grupo del norte. Es el más conocido, ya que es el palacio principal, visitado por miles de turistas al año.
- Grupo del arroyo. Ubicado entre la masa urbana. Integrada por tres patios en los que se aprecian corredores con detalles ornamentales.
- Grupo del adobe o del calvario. Es un montículo de tierra y piedras en cuya parte superior esta edificada la primera iglesia católica de Mitla.
- Grupo del Mogote. Dos montículos de piedra en los que se aprecia el estilo de construcción similar al encontrado en el grupo del adobe.
- Grupo de la Fortaleza. Ubicada en el cerro próximo a la localidad, en el que se aprecian construcciones amuralladas casi en la cima. Establecida cerca del bosque de piedras.
Existen también vestigios relevantes de la cultura zapoteca en la localidad de Xaagá, perteneciente a Mitla. Lugar que actualmente es una ex hacienda y que posee una tumba cruciforme semejante a la que se encuentra en el grupo del norte a la cual es posible descender para sentir un aire de miles de años.
La Iglesia de San Pablo Apóstol es también un sitio muy visitado, ya que al igual que todo lo que posee Mitla, es un edificio lleno de una rica historia y un misticismo sin igual. Es reconocida en muchos libros por estar construida sobre el centro ceremonial zapoteca del cual fue extraído el material para su edificación. Es además la única iglesia católica que no se encuentra en el centro del Pueblo.
Otro edificio de gran importancia para los habitantes de Mitla es el Museo Frissell. Construcción que vive en el corazón de muchos mitleños quienes crecieron con esta casa, que en un principio fue la casa consistorial, luego la tienda grande, lugar en donde se vestían a las novias; y por último un centro de conocimiento y aprendizaje, el lugar que resguardó una de las diez colecciones más grandes del mundo relacionadas con la cultura y arte zapoteca.
Otros sitios que no pasan desapercibidos en Mitla son sus cuevas. Como las cuevas de Xaagá, que poseen en su interior una valiosa variedad de pinturas rupestres, elaboradas hace miles de años y que dan a la humanidad testimonio de su origen además de ser la cuna del maíz, principio de una domesticación que originó la vida como actualmente la conocemos. La otra cueva, aún más visitada, es la llamada Cueva del diablo, recinto del otro Señor de Mitla, un lugar lleno de un obscuro misterio, lugar en el que se puede pedir cualquier cosa con la seguridad de que esta se realice. Ya de paso, también se puede parar a observar los manantiales de agua blanca que Mitla posee. Los cuales son yacimientos de agua, en los que brota un agua que por poseer una riqueza en sales y minerales adquiere un color blanquecino, como si se tratara de agua de horchata. Y es precisamente esta agua la que los habitantes utilizan para preparar el rico chocolate de agua tan espumoso.
Además de lugares llenos de encanto, Mitla es característico por poseer las tradiciones y costumbres más auténticas, algunas de las cuales se presentan en el espectáculo del Fandango Mitleño o Bodas de Mitla presentadas en el evento internacional de la Guelaguetza o Lunes del Cerro en Oaxaca. Siendo Mitla cuna de un sin número de tradiciones, costumbres, oficios y conocimientos que se han expandido alrededor del municipio, y en todo el estado de Oaxaca.
Las bodas de Mitla son una festividad muy alegórica ya que es en este ritual donde se expone la comida, que ha sido desde tiempos memorables, la auténtica de Mitla; y es que ser parte de la boda representa darle gusto al paladar con tantos sabores milenarios, que van desde lo amargo hasta lo dulce y salado, desde ese delicioso chocolate autóctono hecho con agua blanca hasta el sabor fuerte de un tradicional trago de mezcal artesanal y por supuesto muy mitleño. Durante esta festividad que representa una ardua preparación, se disfrutan también los ricos y variados panes, los cuales se sirven a un cierto tiempo, en una determinada y generosa porción y con su debido acompañamiento. Pero las bodas de Mitla no solo significan comer, también es disfrutar de toda la fiesta que dura días, en los que se llevan a cabo rituales y ceremonias que se han preservado durante siglos, ya que esto no sólo es un espectáculo montado sino una tradición viva, el modelo a seguir para las actuales generaciones en el pueblo. Así también la música y la ropa que visten forma parte esencial de lo que es Mitla.
Como parte de la herencia que Mitla ha hecho al mundo se encuentran también sus artesanías, la venta de las cuales ha sido una principal fuente de ingresos por la mayoría de habitantes. Originalmente los textiles que se elaboraban en Mitla eran hechos en el telar de cintura, posteriormente pasaron a ser hechos en el telar de pedal. Actualmente existen talleres de ambos, una muestra y exposición al visitante de gran valor ya que se puede apreciar el arte mismo de la elaboración, desde que se trasquila al borrego para obtener la lana hasta que la prenda está a disposición del usuario.
Cabe mencionar que en Mitla se conservan aun técnicas naturales para el teñido de las prendas, como el uso de frutos y flores como pigmentos para la creación de una gama exquisita de colores los cuales se pueden apreciar en la visita a los talleres de estos maestros artesanos. Por eso es que en Mitla, al caminar sobre las principales calles se van encontrando diversos negocios-talleres de ropa típica y artesanías diversas.
Uno de los festivales con una especial singularidad es el realizado con motivo del día de muertos, y es que siendo Mitla un símbolo de lo que representa la muerte no podía faltar la exquisitez de la costumbre zapoteca. En este festival se abre paso a la magia, el portal entre este mundo y el otro se activa y se deja fluir un rio de sensaciones que sólo se pueden entender viviéndolas. Cada familia mitleña prepara uno de los guisos festivos y los comparte con sus conocidos en una ofrenda acompañada por el inigualable pan de muerto, decorado con ornamentos zapotecas pintados por jóvenes, viejos y cualquier deseoso de plasmar en pan algún adorno especial para sus muertos.
Otra festividad de Mitla es la realizada en honor a San Pablo Apóstol, Santo Patrón del lugar. En esta festividad se desborda la alegría de los lugareños en cada uno de los eventos que también poseen un particular atractivo. Estos van desde el concurso de monos de calenda, en el cual se personifica a gente del lugar que por distintos motivos llegan a ser muy conocidos; hasta la colorida calenda que recorre las calles principales de Mitla con música y baile.
Y la lista de atractivos que Mitla ofrece al mundo podría seguir y seguir, ya que indudablemente Mitla es, no sólo por lo que tiene, sino por lo que te hace tener, una mágica experiencia que perdurará por la eternidad, una experiencia que no se puede narrar sólo se puede vivir.